Conejo
El conejo era un animal desconocido para los griegos y romanos de la Antigüedad que visitaron la Península Ibérica. El historiador griego Polibio (siglo II a. C.) lo describe por primera vez:
Se caracteriza por tener un cuerpo cubierto de un pelaje espeso y lanudo, de color pardo pálido a gris, cabeza ovalada y ojos grandes. Pesa entre 1,5 y 2,5 kg en estado salvaje. Tiene orejas largas de hasta 7 cm. y una cola muy corta. Sus patas anteriores son más cortas que las posteriores. Mide de 33 a 50 cm. en condiciones afables, incluso más en razas domésticas para carne. Todas estas características que posee ésta especie en estado salvaje pueden variar significativamente según la raza.
Los machos tienen la cabeza más ancha y menos fina que la de las hembras.
Vive en áreas secas próximas al nivel del mar con un suelo arenoso y blando para facilitar la construcción de madrigueras. Habitan en bosques aunque prefieren campos extensos cubiertos por matorrales donde poder esconderse. Antiguamente también eran frecuentes en tierras de cultivo aunque los nuevos métodos de arado incluyen la destrucción de madrigueras de conejos. A pesar de ello, ésta especie se ha adaptado a la actividad humana viviendo en parques, campos de césped o incluso cementerios. En ocasiones se encuentran en cultivos agrícolas donde se alimentan de lechuga, granos o raíces cuyo fin era la ingesta humana.
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